martes, 23 de septiembre de 2008

EPISTEMOLOGÍA

¿DE QUÉ CIENCIA HABLAMOS?


DESLINDES BÁSICOS

No es fácil ponerse de acuerdo de qué hablamos cuando hablamos de ciencia. No existe consenso entre los estudiosos respecto a qué criterio de demarcación adoptar para diferenciar lo que es científico de lo que no lo es.

Como antes señaláramos, es corriente ver cómo diversas actividades, que nada tienen de científicas, se amparan bajo este rótulo, seguramente con la pretensión de aprovechar el prestigio que el mismo confiere. Algo parecido sucede con términos como democracia, cuando vemos gobernantes que sistemáticamente la desconocen en su conducta y sin embargo la invocan en su retórica. Para ahorrarnos estériles discusiones sobre palabras, hoy por hoy convendremos en tomar como referencia al tipo de investigación y de conocimiento que es propio de las disciplinas científicas estándar, reconocidas y no discutidas como tales (física, química o biología, por ejemplo).’

Y que reconocen su modus operandi en el modelo surgido en la revolución científica del siglo XVII, que tiene en Galileo su representante paradigmático.

Una ciencia sólo aparece cuando se ha hecho una delimitación suficiente de tos problemas susceptibles de acotar un campo de investigación en el que es posible lograr un acuerdo entre los espiritas. Y... fue justamente así como se constituyeron tas ciencias que tenían que separarse de la metafísica. Pero. ¿En qué consiste este acuerdo y por medio de qué criterio han llegado los seguidores de una ciencia que está naciendo al sentimiento de haber logrado consensus de naturaleza diferente al que mantiene unidos a los miembros de una misma escuela filosófica o de un mismo partido político o grupo artístico?’ Este criterio no es en modo alguno de naturaleza estática, y puede haber muchas más discusiones y desacuerdos entre investigadores que realizan experimentos sobre un mismo problema que entre los discípulos del fundador de una doctrina especulativa. Lo que ha dado unidad a nuestras ciencias, desde su período deformación, ha sido la voluntad común de verificación y de una venficación cuya precisión aumenta precisamente en relación con los controles recíprocos e incluso con las criticas.

La ciencia es un tipo de conocimiento entre varios. Existen otros conocimientos como el conocimiento común y corriente que utilizamos a diario; también hay conocimientos de tipo intuitivo, filosófico y místico; sin olvidar la existencia de otros pianos no cognitivos del quehacer humano, como la búsqueda de la belleza, el amor o la justicia que, si bien interaccionan con el conocimiento, y muchas veces con el conocimiento científico, su alcance y su competencia corren por otros andariveles.

Fuera del campo de nuestro estudio quedarán una serie de disciplinas a las que, en otros contextos, se las califica como científicas. Por ejemplo:
a. las llamadas ciencias normativas (el derecho, por ejemplo).
b. las disciplinas que apelan a algún tipo de experiencia o realidad “trascendente” o “sobrenatural” (la teología, por ejemplo).
c. las disciplinas especulativas, no empíricas, como la filosofía tradicional en sus distintas variantes y, en general, los estudios clásicamente considerados humanísticos (metafísica, letras, crítica literaria, ética, estética, etcétera).
d. Las ciencias formales como la lógica y la matemática.


RASGOS DISTINTIVOS DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

El conocimiento científico:

• Pretende describir, explicar y predecir la realidad factual, los hechos del mundo en general, incluidos los estados subjetivos de los seres humanos que en él habitan.
• Para ello formula leyes y teorías generales que dan cuenta de tales hechos.
• Valida sus afirmaciones sometiéndolas sistemáticamente al control lógico (coherencia interna) y al control empírico (adecuación externa). Para este último aspecto, es decisivo el papel que desempeñan los datos observacionales en la aceptación o el rechazo de las afirmaciones científicas.
• Pretende ser objetivo, es decir, comunicable y abierto al control público, comenzando por la crítica de la comunidad de investigadores.
• Informa y explica. La ciencia no marca fines, no se pronuncia por valores últimos ni prescribe conductas a seguir. Habla sobre lo que las cosas son, no sobre lo que valen o lo que deben ser.

No hay recetas para elaborar o descubrir las leyes y teorías científicas. El logro de los conocimientos más profundos e interesantes requiere una buena dosis de creación y genio que está más allá de los métodos prefabricados.

Los únicos métodos accesibles en los dominios en que intervienen los juicios fundamentales de valor y Los compromisos son la reflexión y la intuición. Lo propio de aislar un problema con vistas a desvinculado de sus convicciones vitales o afectivas es, por consiguiente, la búsqueda de un terreno común de verificación y verificación experimental en sentido amplio, si se trata de un problema de hecho, y de verificación adgoritmica y formalizada en el caso de las disciplinas deductivas, como la lógica. Es cierto que todos Los grandes sistemas filosóficos además del elemento especulativo, poseen abundantes observaciones precisas o datos de hecho, y sobre todo casi la totalidad de los grandes filósofos del pasado fueron Innovadores en ciencias naturales o humanas.

Pero la fase científica de la Investigación empieza cuando el investigador, separando lo venficable de lo que sólo es reflexivo o intuitivo, elabora métodos especiales adaptados a su problemática, que sean a la vez métodos de análisis y de venficación. (Piaget, J,: “Introducción” en Piaget, J. y otros: Tendencias de la investigación en las ciencias sociales, p. 62)

Tampoco hay procedimientos que permitan demostrar en forma definitiva la verdad de una teoría. Como vimos, por su propia estructura, el método general de la ciencia no lo permite. La ciencia es conocimiento provisional y corregible.

Aun siendo falible y corregible, en su campo, la ciencia es el conocimiento, más confiable y eficaz de que disponemos. Nicolas Rescher señala al respecto: El campo de la ciencia está lejos de incluirlo todo, pero en su propia provincia la ciencia conserva la supremacía. ¿Dónde están las disciplinas informativas, rivales de la ciencia corriente, que incluyan modos alternativos de medicina, ingeniería, etcétera, capaces de igualaren eficacia las aplicaciones de la ciencia corriente? ¿Dónde están los sistemas teóricos rivales que pueden acercarse a la ciencia en capacidad de aplicación y predicción? La cuestión no es, por supuesto, que las estructuras alternativas de creencia sobre el mundo sean teóricamente imposibles o sin atractivo evaluativo; es simplemente que, en comparación con la ciencia ortodoxa, son desesperadamente ineficaces.

La situación es simple y clara. Si queremos saber sobre los ingredientes de este mundo y sus leyes operativas, hemos de volvernos a la ciencia, y concretamente, a la ciencia del momento.
A pesar de sus defectos y limitaciones, la ciencia es el único juego [...] respecto a nuestra mejor imagen posible de las leyes de la naturaleza. No hay ningún otro sitio al que ir por información que merezca nuestra confianza (la lectura de las hojas de té, la numerologia, el oráculo dólfico y similares no son alternativas serias). (Rescher, N.: Los límites de la ciencia, pp. 245-246)

La propia atadura al control empírico hace que el conocimiento científico resulte aplicable.

CIENCIAS NATURALES Y CIENCIAS HUMANAS

El concepto de ciencia que manejaremos comprende tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales, humanas o del hombre.
Adoptamos el punto de vista metodológico general que sostiene —como señala Moulines— que: no existe un “abismo ontológico “infranqueable entre los objetos de estudio de esos dos grupos de disciplinas ni entre la naturaleza de sus conceptos, teorías y métodos respectivos. Por supuesto que pueden detectarse diferencias metodológicas importantes entre la física y las otras ciencias duras. Hemos hablado, y volveremos a hacerlo, sobre la falibilidad, provisoriedad y corregibilidad del conocimiento científico. En esto hay general acuerdo entre los epistemólogos. Sin embargo, Bertrand Russell señala una diferencia llamativa que se da en la apreciación del fenómeno tecnológico: Ciencia y técnica de la ciencia, perdurabilidad de la técnica.

El espíritu científico es cauteloso, tanteador y marcha por sus pasos contados: no segura que lo que conoce es toda la verdad, ni siquiera que su mejor conocimiento es enteramente verdadero. Sabe que toda doctrina necesita enmienda tarde o temprano y que la enmienda necesaria requiere libertad de investigación y libertad de discusión. Pero de la ciencia teórica se ha desarrollado una técnica científica, la técnica científica no tiene el carácter tanteador de teoría, La física ha sido revolucionada durante la presente centuria por la relatividad y la teoría cuántica, pero todas las invenciones basadas en la vieja, física son aún satisfactorias. La aplicación de la electricidad a la industria y a la vida diaria –incluyendo cosas tales como las generadoras de energía, la radio y la luz eléctrica— se basan en la obra de Clerk Maxwell, publicada hace más de setenta años; y ninguna de estas invenciones ha dejado de operar por el hecho de que, como sabemos ahora las opiniones de Clerk Maxwell fueron inadecuadas en varios puntos. Así los expertos prácticos que emplean la técnica científica.

Y todavía más los gobiernos que emplean a los expertos prácticos, adquieren un espíritu lleno del sentido de un poder ilimitado, de certeza arrogante, y del placer de la manipulación hasta del material humano. Este es el reverso del espíritu científico, pero no puede negarse que la ciencia ha ayudado a desarrollarlo. (Russell, B.: Religión y ciencia, pp. 167-168) economía pon gamos por caso; pero es difícil argüir que ellas han de ser necesariamente más profundas o radicales que las que se dan entre la física y la etología.

Sin embargo, frecuentemente se reclama para las disciplinas sociales o humanas un estatuto separado, argumentando que tales disciplinas serían ciencias pero “a su manera”, con métodos y objetivos distintos de los que adopta la ciencia corriente

El punto clave de la disputa está, a nuestro entender, en la resistencia que oponen muchas escuelas y tendencias al trabajo psicológico y sociológico, por ejemplo, encarado al modo científico, privilegiando en su lugar el abordaje humanístico de tipo filosófico y literario. Al final de la obra nos detendremos en esta problemática


CIENCIA PURA Y APLICADA

Como indicamos, la ciencia moderna tiene una doble dimensión: teórica y práctica. Como forma de conocimiento y también como herramienta para la manipulación y el control, que permite anticipar y, eventualmente modificar el mundo que nos rodea, incluidos nosotros mismos. Habrá que distinguir Con cuidado entre ciencia pura y ciencia aplicada (tecnología). La ciencia aplicada es un “arte”, incluye dimensiones axiológicas y cognitivas que exceden largamente lo estrictamente científico,

No será nuestro objetivo aquí tratar los problemas específicos que plantea el desarrollo de las aplicaciones de la ciencia, o sea, aquellos que tienen que ver con la tecnología, aunque por la íntima relación que existe entre tecnología y ciencia, frecuentemente deberemos hacer referencia a esa relación.
(extraído de: Cha Larrieu, "Elementos de Epistemología"; capítulo 2; editorial Trilce, Montevideo, Uruguay, 2002)

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