lunes, 4 de julio de 2011

COMPLEMENTO DE TEXTOS PARA PRUEBA ESPECIAL CUARTO AÑO

Los planteos que tienden a señalar una estrecha relación entre filosofía y enseñanza suelen considerar a la enseñanza filosófica como una actividad formativa, educativa, y a la labor de enseñanza como una instancia del filosofar. (Obiols)

Es así que la pregunta filosófica compromete a quien la realiza, porque preguntar filosóficamente significa preguntarse. Lo que […] “conlleva dos cuestiones: primero, que no es posible preguntar filosóficamente las preguntas del otro, si antes no las hice mías y, en segundo término, que no es posible preguntar filosóficamente si no me pregunto, si uno no está comprometido existencialmente con ella”15. (Beatriz Guerci de Siufi)

La enseñanza de la filosofía no consiste sólo en “dictar” la clase, transmitir contenidos, o memorizarlos. Pero tampoco es encerrarse en la soledad y producción teórica abstracta, sin vinculación con lo real; es dialogar con los textos, con los filósofos y con alumnos, produciendo filosofía. Al respecto Obiols entiende que: ….“la enseñanza de la filosofía en el nivel medio debe apoyarse en algunas de las preocupaciones que, de un modo claro o confuso, conforman la vida de los jóvenes, que más allá de las diferencias sociales y culturales, deben construir su propia existencia en una sociedad y una escuela en crisis; preocupaciones de tipo existencial como la orientación que darán a sus vidas, en el trabajo, ante la sociedad y la exclusión, frente a la política y los problemas de la democracias, al vivir el amor y el sexo, al descubrir la libertad y los límites, etc.”4. (Amphitriti Combothekras SAPFI (Sociedad Argentina de Profesores de Filosofía)

“… si abordamos la cuestión de la relación entre la filosofía y un exterior vinculado a su propia índole cultural, en cuanto se considera la dimensión propia de la filosofía en su habitus, no surge una frontera entre lo filosófico y una condición alternativa, sino un límite entre la teoría y la técnica. Tal límite se presenta desde el punto de vista de la pregunta “¿para qué sirve?”. Esta pregunta es una pregunta técnica, que declina en cuanto se considera que la misma simplicidad instrumental exige la previa clausura de toda pregunta teórica. La pregunta sería entonces ¿a partir de qué resultado podemos preguntarnos para qué sirve algo? Tal resultado exige una habilitación que no puede provenir de la técnica que lo aplica, ya que la puesta en valor de una adquisición supone una meta previa y lograda. Como esa perspectiva técnica supone que la teoría ya haya cumplido su cometido, la puesta en valor por la técnica no puede ser teórica bajo la forma genuina de la interrogación, sin constituirse de antemano coninstrucciones de índole particular y estratégica: sociales, económicas, políticas, etc. La vinculación universal propia de la teoría la involucra de antemano en una diversidad de la actividad, que incluye la posibilidad de un tecnificación relativa del saber, como lo advirtió Husserl en su momento con relación a las matemáticas3. Por lo tanto, la configuración de la tecno-ciencia es una línea de desarrollo inherente al binomio “ciencia y tecnología”. En cuanto la tecno-ciencia prescinde de la cuestión problemática de la teoría, debe ser abandonada como campo vinculado a las alternativas propias de la filosofía, porque el campo en que lo filosófico participa de una índole más amplia de cuestiones y alternativas no se extingue en un límite específico de la filosofía, sino en el umbral del mero beneficio que se obtendría a partir de un resultado alcanzado. La participación filosófica en aledaños, incluso aquellos abordados desde su interrogación propia, no se presenta sin ingresar en la teoría, pero no en su mera cristalización formal, sino en el advenir de la participación como tal. Esta dimensión interrogativa es asimismo vinculante antes que la teoría e incluso antes que cualquier pregunta, a partir del propio desplazamiento que ocurre al ocuparse de las cosas. La elaboración teórica no se distingue por la ejecución productiva de objetos formales, sino por atisbarlos en su propia afluencia. Esta afluencia es una confluencia, pero la corriente ya ha mezclado, cuando corre, más de un afluente. (CRISIS Y DERRAME POSIBLE DE LA FILOSOFÍA EN LA COMUNIDAD URUGUAYA; En homenaje a Georges Labica Ricardo Viscardi; UdelaR-Montevideo)