martes, 7 de abril de 2009

CONOCIMIENTO (QUINTOS AÑOS)

RESPUESTAS A LOS PLANTEOS PROBLEMÁTICOS GNOSEOLÓGICOS

SOFISTAS
La democracia ateniense (en la primera mitad del S.V a.c) era un tipo de democracia directa en la que los ciudadanos, reunidos en asambleas, tomaban las decisiones que consideraban pertinentes para solucionar los problemas y satisfacer los intereses de esa sociedad.
En las asambleas y en los tribunales, órganos esenciales de la vida pública de Atenas, las discusiones políticas, jurídicas y morales adquirieron especial importancia y los ciudadanos comenzaron a sentir la necesidad de prepararse para defender sus posiciones y ganar los pleitos. En este contexto, tuvo lugar la actividad de los sofistas. Los sofistas eran maestros ambulantes de los jóvenes pudientes que deseaban participar y ocupar cargos públicos. La enseñanza que brindaban los sofistas consistía en preparar a estos jóvenes para el debate, la discusión y la toma de decisiones.
Toda la filosofía de Protágoras está basada en la idea de que la realidad es algo en constante cambio. Todo fluye y cambia incesantemente. Todo es devenir y nada permanece igual. No sólo lo que nos rodea es cambiante, nosotros también somos seres sometidos a incesantes mutaciones. Por eso, no es posible alcanzar un conocimiento verdadero y permanente. Si los objetos del conocimiento y el sujeto que conoce se transforman a cada instante, entonces no puede admitirse ningún conocimiento inmutable, universal y necesario.
Además, para Protágoras, el conocimiento surge de las sensaciones de lo que percibimos a través de nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto) y las sensaciones son subjetivas y cambiantes. Cada individuo tiene sus sensaciones e, incluso, un mismo individuo puede tener distintas sensaciones de un mismo fenómeno en distintos momentos.
Para Protágoras y para los sofistas en general, todo conocimiento es relativo pues no es posible alcanzar verdades objetivas. Lo único que podemos hacer es determinar cuáles son las “verdades” más convenientes para nosotros y para la sociedad, en la que vivimos. Por lo tanto, la preocupación de los sofistas no es la de buscar y alcanzar la verdad. Lo que importa es poder convencer a los demás sobre los caminos más convenientes a seguir. Y para convencer a los demás, para ganar las discusiones en las asambleas y defender nuestras posiciones en los pleitos, es necesario saber argumentar. Los sofistas fueron maestros de la argumentación y se jactaban de hacer que un argumento en principio débil y candidato a perder en el debate, se transformara en un argumento fuerte y sumamente convincente.
EL HOMBRE COMO MEDIDA DE TODAS LAS COSAS
La frase más conocida de Protágoras es: “el hombre es la medida de todas las cosas”. Es el hombre quien determina si las cosas son o no son y quien define cómo son.
¿A qué se refiere este filósofo con el término “hombre” en esta afirmación? ¿A la humanidad, a cada sociedad, a cada individuo? ¿la humanidad es la medida de todas las cosas? ¿Cada sociedad es la medida de todas las cosas? ¿O cada individuo es la medida de todas las cosas?
Parece innegable que Protágoras se refiere a dos de estas tres posibilidades:
a) El término hombre debe ser entendido, en esta afirmación, como ser individual y concreto. En este caso, el hombre es la medida de todas la cosas significa que cada individuo tiene su modo de percibir la realidad y su visión de ella. El conocimiento es relativo a cada sujeto. Cada individuo, según sus percepciones, construye su verdad sobre la realidad. Y las verdades a las que arriba cada sujeto, a partir de sus percepciones, son válidas. Si dos personas, no coinciden en la manera de ver un determinado aspecto de la realidad, no es que una tenga razón y la otra no. Las dos personas tienen el mismo derecho a sostener su verdad.
b) El término hombre, en esta afirmación deber ser entendido también como ser social. El individuo no es un ser aislado sino que vive en sociedad y es esa sociedad la que decide qué es lo bueno, lo justo o lo santo. Cada individuo puede mantener sus propias verdades en el modo de percibir la realidad pero esto no es posible en lo que atañe a la moral, a lo jurídico y a lo religioso. Es cada sociedad la que define y determina estos valores. Los valores son relativos pero no a cada individuo sino a cada comunidad. Por ejemplo, venerar a un Dios determinado podría llegar a ser correcto en una comunidad pero no en otra. Protágoras es consciente de que en estas cuestiones debe primar la sociedad por sobre el individuo pues si cada uno decidiera lo que es justo sería imposible la convivencia.

TEXTOS FUENTES:

“Protágoras había convenido con un discípulo suyo en que, una vez que éste ganase su primer pleito, debía pagarle los correspondientes honorarios. Protágoras concluyó en impartirle sus enseñanzas, pero el discípulo no iniciaba ningún pleito, y por tanto no le pagaba al maestro. Finalmente, Protágoras se cansó y amenazó llevarlo a los tribunales, diciéndole: “debes pagarme, porque si vamos a los jueces, pueden ocurrir dos cosas: o tú ganas el pleito, y entonces deberás pagarme según lo convenido, al ganar tu primer pleito; o bien gano yo, y en tal caso deberás pagarme porque así habrá sido dictaminado por los jueces”. Pero el discípulo, que había aprendido muy bien el arte de discutir y argumentar, le contestó: “te equivocas. En ninguno de los dos casos te pagaré. Porque si tú ganas el pleito, no te pagaré, ya que nuestro convenio consiste en pagarte cuando yo haya ganado mi primer pleito; y si lo gano, no te pagaré porque la sentencia judicial me dará la razón a mi” (adaptado de Adolfo Carpio, Principios de Filosofía, Glauco, Bs. As, 1987)
TAREA:
1- ¿qué es lo que el discípulo aprendió de él? ¿puede decirse que alguno de los dos tiene razón? ¿por qué? ¿por qué este ejemplo, ilustra adecuadamente la filosofía y la actividad de los sofistas?

“yo afirmo que la verdad es como he escrito: que cada uno de nosotros es medida de lo que es y de lo que no es. Y que la diferencia de uno a otro es infinita, ya que a uno se manifiestan y son unas cosas, y a otro, otras diferentes. (…) Recordad que al enfermo le parece amargo y por tanto, lo es, todo lo que come; mientras que para el hombre sano es y parece lo contrario. Mientras que para el hombre sano es y parece lo contrario. Y no se debe, ni sería posible, considerar a ninguno de los dos más sabio, ni acusar al enfermo de ser ignorante por mantener tal opinión, o afirmar que el que goza de salud es sabio por sostener la suya, (…) (Platón; “Teeteto”)
TAREA:

1- ¿Por qué en el marco de la filosofía de Protágoras, el enfermo no merece ser considerado ignorante por parecerle que la comida es amarga, ni el hombre sano merece ser considerado sabio?

“algunas cosas son indiferentes para los hombres, pero no para los caballos; unas son sólo útiles para los bueyes, otras tan sólo para los perros; otras para ninguno de éstos y sí para los árboles; lo que es bueno para las raíces del árbol, es perjudicial para las yemas, como por ejemplo: el estiércol, que es útil cuando se echa junto a las raíces de las plantas, pero que si se pone en los vástagos y en las ramas jóvenes todo lo destruye, (…) El bien, es por tanto, complejo y multiforme. (Platón, “Protágoras”)
TAREA:
1-¿por qué para Protágoras, el bien es complejo y multiforme?; ¿qué piensan de esa apreciación?



LOS ESCÉPTICOS
El escepticismo es una postura filosófica que se desarrollo en Grecia entre los S. IV y II a.c. la palabra “escéptico” suele ser usada en la actualidad para nombrar a quien no cree en nada o a quién es pesimista. Por ej. Se suele afirmar que muchas personan son escépticas respecto de la política ya que no creen que la política pueda mejorar las condiciones sociales de las personas.
Sin embargo, si consultamos la etimología de esta palabra griega veremos que no significa necesariamente “el que no cree” sino más bien “el que investiga, el que duda”. El escéptico sería entonces aquel que no se deja llevar por lo que dicen los demás, el que duda de las verdades establecidas, el que no acepta como verdad algo que no haya pasado por su propia investigación, por su propia crítica. Más que a la figura del pesimista, el escéptico se parece más, hoy día, a la figura del buen científico, capaz de investigar lo que otros aseguran como verdadero y de ejercer la crítica hacia las propias producciones.
Con respecto al problema que nos ocupa, los escépticos antiguos (al igual que los sofistas) niegan la posibilidad del conocimiento objetivo. Ellos se plantean las siguientes preguntas:
a- ¿cómo es la realidad?
b- ¿qué actitud debemos adoptar frente a la realidad?
c- ¿qué resulta de esa actitud?
A la primera pregunta la responden del siguiente modo: sólo podemos saber cómo es la realidad para nosotros, pero no podemos nunca saber cómo es la realidad en sí misma. Sólo conocemos lo que sentimos y tal como lo sentimos. Por ej. Sentimos que el fuego nos quema o que la miel es dulce. Pero nuestras sensaciones no nos autorizan a afirmar que la realidad es así como la percibimos. La dulzura es el resultado del contacto de la miel con mi paladar. El ardor surge como resultado del contacto del fuego con mi piel. Sé, entonces cómo son esas cosas para mí pero no puedo asegurar cómo son en sí mismas. Puedo afirmar que la miel es dulce para mí, pero no puedo afirmar que la miel es dulce. Puedo afirmar que el fuego es ardiente. Es decir, no tengo posibilidad de adjudicar a esas cosas las propiedades que surgen de mi relación con ellas. Y como sólo podemos relacionarnos con la realidad a través de nuestros sentidos, nuestro conocimiento de esa relación es siempre subjetivo.
LA PROPUESTA ESCÉPTICA DE SUSPENDER EL JUICIO.
La segunda pregunta, recibe una respuesta por parte de los escépticos consecuente con lo respondido en la primera. Sí sólo puedo saber cómo son las cosas para mí pero no puedo saber cómo son en sí mismas, entonces, debo abstenerme de pronunciar afirmaciones que pretendan asegurar una verdad objetiva. La propuesta escéptica consiste en suspender todo juicio objetivo sobre la realidad. Eso no quiere decir que el escéptico niegue lo que siente: si siente frío afirmará que siente frío, pero se abstendrá de afirmar algo sobre el frío en sí. Dirá “siento frío” pero no dirá “este día de frío”.
La tercera pregunta se refiere a las consecuencias que tiene el hecho de no formular juicios que pretenda n afirmar verdades objetivas. Estas consecuencias son, para los escépticos, muy benéficas. Si uno no cree en verdades objetivas ya no se preocupará por hallarlas. Tampoco sentirá la necesidad de defender ante los demás sus propias opiniones. El resultado de esta actitud es la “paz del alma”. El escéptico no entra en conflicto consigo mismo ni con sus semejantes. Éste filósofo sostenía la imposibilidad de todo conocimiento. Para Pirrón, nuestras percepciones o nuestros pensamientos no son ni verdaderos ni falsos. Y nada es realmente bueno o malo. Ni siquiera debemos creer que algo existe o no existe. No debemos pensar en nada definido ni hacer ninguna afirmación positiva o negativa. El ideal consiste en el silencio y en la suspensión del juicio, cuando nuestra mente se halle perfectamente equilibrada, de modo tal que no afirmemos ni neguemos nada, entonces se seguirá necesariamente la tranquilidad del alma.
1- ¿por qué para los escépticos, no podemos afirmar cómo son las cosas en sí mismas?
2- ¿qué crítica se le puede realizar al escéptico, de acuerdo a lo que afirma sobre el conocimiento?
El representante más extremo del escepticismo fue Pirrón de Elis (filósofo griego que vivió entre los años 360 y 270 a.c.)
“Pirrón decidió llevar la suspensión del juicio a sus máximas consecuencias: decidió no hablar. A Pirrón le practicaron dos operaciones quirúrgicas en una época en que no existían los anestésicos. Soportó estas operaciones sin gritar, ni quejarse, ya que gritar hubiera sido equivalente a afirmar “me duele”, hubiera sido equivalente a afirmar algo, cosa que su propia filosofía le impedía”
1- ¿qué piensas de esa actitud?; ¿les parece que es una actitud escéptica? ¿por qué?; ¿qué diferencias hay entre este escepticismo extremo y el escepticismo explicado anteriormente?

DOGMATISMO: PLATÓN Y LA POSIBILIDAD DE UN AUTÉNTICO CONOCIMIENTO
Sócrates y su discípulo Platón fueron acérrimos adversarios de los sofistas. Les preocupaba que hubiese defensores del relativismo y de la idea de que toda opinión puede ser definida con buenos argumentos (sin importar su verdad o falsedad). Puede decirse que Sócrates y Platón fueron dogmáticos. La palabra dogmática suele ser usada en la actualidad para hacer referencia a aquella persona que tiene algunas convicciones muy firmes, que no está dispuesta a que estas convicciones sean criticadas y que, incluso, puede querer imponerlas a los demás. No es ese el sentido que damos a esa palabra cuando afirmamos que Sócrates y Platón fueron dogmáticos, DOGMÁTICO, en este contexto quiere decir: postura que afirma la posibilidad de un conocimiento objetivo.
Para Platón, es posible un auténtico conocimiento (objetivo, necesario, universal) pero ese conocimiento debe referirse a lo que no cambia, a lo que permanece. El saber que surge de los sentidos, de nuestras percepciones, no es auténtico conocimiento. La realidad sensible es siempre cambiante y nuestras sensaciones son siempre subjetivas. Por eso, de esa realidad y de esas sensaciones sólo puede surgir “opinión” (doxa) pero nunca conocimiento o ciencia (episteme). La opinión se caracteriza por ser vacilante, confusa y en ocasiones contradictoria. Si nuestro conocimiento se edificase sobre las cosas sensibles (es decir, sobre las cosas que captamos a través de nuestros sentidos), caeríamos inevitablemente en el relativismo de los sofistas y sería la afirmación de Protágoras según la cual “el hombre es la medida de todas las cosas”.
Pero el verdadero conocimiento es un conocimiento no vacilante ni contradictorio. Es un conocimiento riguroso y estable. No es un saber que surge de nuestros sentidos no se refiere a las cosas sensibles. Por ej. El resultado de una ecuación matemática es una verdad necesaria, objetiva y que vale para siempre. Hay un conocimiento objetivo y válido para todos (universal) Platón justifica la posibilidad de este conocimiento postulando la existencia de dos mundos: el mundo de las ideas o mundo inteligible (que no captamos con nuestros sentidos) y el mundo sensible. Este mundo de las ideas no es un mundo que se encuentre dentro de nosotros sino que existe realmente. Para Platón, las almas conocieron alguna vez el mundo de las ideas. Este mundo es perfecto. Pero al pasar del mundo de las ideas al mundo sensible, las almas olvidaron lo visto. El mundo sensible es sólo una copia imperfecta del mundo inteligible.
IDEAS PERFECTAS Y CONOCIMIENTO A PRIORI
Platón da un ejemplo para ilustrar su filosofía. En el mundo sensible no hay dos cosas perfectamente iguales. Si no hay dos cosas iguales, entonces ¿de dónde hemos sacado nosotros la idea de igualdad matemática? De esta realidad imperfecta no la hemos podido extraer. La idea de igualdad perfecta está en nosotros, en nuestra alma, y al ver dos cosas semejantes recordamos esa idea olvidada. Gracias a que tenemos en nosotros la idea de igualdad perfecta podemos establecer relaciones de mayor o menor semejanza entre las cosas sensibles. Lo mismo sucede con la idea de “belleza”. Reconocemos la belleza (siempre perfecta) de las cosas o de las personas porque está en nosotros la idea de belleza perfecta, de la que las cosas bellas son copias defectuosas.
Lo que distingue al pensamiento platónico es la afirmación de que el auténtico conocimiento es “a priori”, es decir, independiente de la experiencia. La experiencia no puede modificar este conocimiento ni fundamentarlo. Que “2 + 2= 4” es un conocimiento a priori aunque hayamos necesitado de nuestros sentidos para resolver la ecuación (por ej: usando nuestros dedos) y aunque pueda ser aplicada a un problema suscitado en el mundo sensible (por ej: la necesidad de saber cuánto dinero tengo para comprar un alimento).
Para conocer necesitamos ir desprendiéndonos de las apariencias que se presentan en este mundo. Desprendidos de esas apariencias siempre cambiantes, podremos alcanzar el mundo de las ideas. El objeto de conocimiento es el mundo de las ideas (la idea de lo bueno, lo bello, lo justo, las ideas matemáticas). Conocer es, entonces, un recordar el mundo de las ideas que hemos conocido antes de nacer en este mundo. A esta teoría se la ha llamado “teoría de la reminiscencia”.
TAREA:
1- ¿El argumento de Platón contenido en el texto fuente, acerca del carácter a priori de ciertas ideas es convincente? ¿por qué? (intercambia opiniones con tus compañeros)
2- Busca información sobre Platón, (datos biográficos, época histórica, que consideres relevante para comprender su teoría)
3- Lee y analiza en “Noesis, libro de historia de la filosofía”, la “Alegoría de la Caverna”. Luego realiza un esquema sobre los grados del conocimiento. (puedes consultar vídeos en youtube, que están seleccionados en mi canal de youtube)
4- Busca información sobre los argumentos platónicos sobre el alma, que justifiquen su afirmación que “conocer es un eterno recordar”, realiza un análisis de los mismos.
5- Emite una opinión sobre la postura del autor acerca del conocimiento.

(NOTA: las respuestas anteriores son las principales posturas frente al problema de la posibilidad del conocimiento objetivo, universal y necesario. A continuación las posturas son sobre otro problema gnoseológico: los orígenes o fuentes del conocimiento humano)

EL RACIONALISMO: DESCARTES
Renato Descartes, filósofo francés que vivió entre los años 1596 y 1650, se propuso rechazar el método de autoridades propio de la filosofía medieval y establecer bases sólidas para la ciencia moderna que comenzaba a desarrollarse en su época (gracias, fundamentalmente, a la labor de Galileo Galilei). Descartes busca fundamentar la posibilidad de un conocimiento absolutamente seguro, objetivo, necesario y universal. Se propone fundar el saber sobre bases cuya firmeza esté más allá de toda sospecha. Para ello, descartes proyecta dudar de todo hasta hallar alguna evidencia que sea absolutamente indubitable. Su plan es no aceptar nada que sea dudoso y sólo dar por válido lo que sea absolutamente cierto. Lo que este filósofo desea, es ver si dudando de todo queda algo que se resista a la duda. Esta duda que Descartes decide aplicar a todo es una duda metódica pues es el camino para llegar a la verdad (si es que esta verdad existe).
En vez de dudar de cada saber particular, lo que sería una tarea infinita, Descartes aplica la duda metódica a las fuentes del conocimiento, es decir, a la sensibilidad y a la razón. Si estas fuentes son dudosas, entonces todo lo conocido a través de ellas también lo será.
Su crítica al saber proveniente de la sensibilidad es sencilla: los sentidos a veces nos engañan pues en ocasiones nos ha ocurrido creer ver algo y luego comprobar que era otra cosa (por ej: ver un arbusto a la distancia y descubrir luego que era un hombre). Si nos engañan deben ser desechados por ofrecer conocimientos dudosos.
Su crítica al saber proveniente de la razón es en cambio, más compleja. No es posible dudar de las verdades a las que llegamos a través de la razón: “el todo es mayor que las partes”, “todo objeto es idéntico a sí mismo”, “2+2=4”. Sin embargo, dice Descartes, podría ocurrir que un Dios Maligno (demonio) me esté engañando todo el tiempo y me haga creer que es absolutamente cierto lo que es falso. Si ese demonio existiera, ningún saber sería seguro, pues mi razón estaría siendo engañada por un ser superior y trascendente. En este punto, al postular la hipótesis de un genio maligno Descartes llega al extremo de su duda y se encuentra en la más absoluta incertidumbre. Sin embargo, es en este extremo cuando el filósofo francés alcanza la primera verdad absolutamente indubitable: aun cuando el genio maligno pudiera engañarme en todo no podría engañarme acerca de lo siguiente: que estoy dudando. Y si estoy dudando, entonces existo. La evidencia del propio pensamiento y del propio existir es la base de la posibilidad de un conocimiento seguro.
Sin embargo, si existiera el genio maligno sólo podría asegurar esta evidencia y ninguna más. Por ello, Descartes se empeña en refutar la posibilidad de la existencia de este ser.
DIOS COMO GARANTÍA DEL CONOCIMIENTO
Para desechar la posibilidad de la existencia del genio maligno, Descartes indaga cuáles son las ideas que hay en el pensamiento. Su argumento es el siguiente: sólo sé que pienso y que por lo tanto existo. ¿Cuáles son las ideas que hay en mí? Una de esas ideas es la idea de Dios. Es la idea de un ser perfecto. ¿Cómo llegó esa idea a estar en mí? Yo no puedo ser la causa de esa idea pues yo soy un ser imperfecto (puesto que dudo) y lo imperfecto no puede ser causa de lo perfecto. Por lo tanto la causa de la idea de un ser perfecto es una idea innata que fue puesta en mí por un ser perfecto, es decir, por el mismo Dios. Descartes cree haber demostrado, de este modo, y por métodos exclusivamente racionales, la existencia de Dios.
Dios existe y como es perfecto no puede ser engañador. De este modo se restablece la confianza en el conocimiento racional, ya que Dios es la garantía de que lo evidente es verdadero. Y son evidentes las verdades de la razón, por ej. Las verdades matemáticas. En cambio, el saber sensible sigue siendo poco fiable aunque Dios exista, ya que es una facultad que en más de una ocasión puede fallar y mostrarnos como verdadero lo que es falso.
En suma, Descartes logra dudar de todo aplicando la duda metódica a los saberes sensible y racional. Este camino de la duda se detiene ante la primera verdad absolutamente indubitable (dudo, entonces existo). Desde esta evidencia, el filósofo francés deduce otra verdad: “Dios existe”. Y esta segunda verdad funciona como garantía de todas las verdades evidentes a las que se llega a través de la razón.
El racionalismo de Descartes, como otras posturas racionalistas posteriores, sostienen que el verdadero conocimiento es aquel que se logra con la sola y exclusiva ayuda de la razón, sin recurrir a la experiencia.
TAREA
1- Busca información sobre Descartes (datos biográficos, época en la que vivió, que te sean relevantes para comprender su postura)
2- ¿Se puede afirmar que la postura del autor, es escéptica?, justifica tu respuesta
3- Explica ¿de qué le sirve la hipótesis del genio maligno a Descartes?
4- Analiza el argumento de Descartes de Dios como garantía del conocimiento.
5- Busca información sobre los pasos de la Duda Metódica.
6- Sabiendo lo que postula Platón, se puede afirmar que dada su teoría, ¿él es racionalista?, compara con la postura de Descartes.
7- Analiza el concepto de verdad de Descartes como certeza, clara y evidente. (debes buscar información al respecto).
8- Piensa: ¿para Descartes hay ideas innatas? Justifica tu respuesta
9- Emite una opinión fundamentada sobre lo que propone Descartes.


EL EMPIRISMO: HUME
El término “empirismo” deriva de una palabra griega: “empeiría”, que significa experiencia. El empirismo es la postura que sostiene la tesis contraria al racionalismo. No es la razón sino la experiencia la única fuente del conocimiento, y sin la experiencia no es posible ningún saber.
La mente es un papel en blanco en el que la experiencia va escribiendo. No existe nada a priori, ni ideas perfectas que el alma haya conocido en otro mundo, ni ideas innatas. Uno de los exponentes más destacados del empirismo fue el filósofo inglés David Hume quién vivió entre los años 1711 y 1776.
Para Hume todo conocimiento procede de la experiencia externa (la que proviene de los sentidos) y la experiencia interna (estados de ánimos del sujeto, fenómenos psíquicos). A las percepciones directas Hume las llama “impresiones” (por ej: sensaciones de dolor, percepciones de color, textura, etc). Las impresiones se diferencian de las percepciones indirectas o derivadas, a las que Hume llama “ideas” (por ej: los recuerdos, fantasías). Las ideas se derivan de las impresiones y la diferencia entre impresiones e ideas es de vivacidad o intensidad. El recuerdo de un dolor es mucho menos intenso y vivaz que el dolor mismo.
Para Hume todos nuestros conocimientos derivan directa o indirectamente de impresiones. Incluso las ideas más complejas provienen de ellas. Y no existe ninguna idea que no tenga su origen en alguna impresión. Esto vale también para las fantasías. Por ej: la idea de “centauro” se compone de las impresiones de caballo y hombre.
La misma idea de Dios deriva de la experiencia. Es una idea que es más que la reunión y multiplicación al infinito de ideas sobre cualidades características de los humanos. Sé por experiencia que tengo cierto saber, que tengo cierto poder, que tengo cierta bondad. Son cualidades que en mí son imperfectas. Multiplico al infinito las ideas de saber, poder, bondad y construyo la idea de un ser en el que se dan la sabiduría infinita, el poder absoluto, la bondad perfecta. La idea de Dios no es, como afirmaba Descartes, una idea innata sino una idea compleja que conjuga diversas ideas derivadas de sus correspondientes impresiones y multiplicadas al infinito.
De estas reflexiones, Hume extrae el criterio para determinar la validez de las ideas. Para que una idea tenga valor cognoscitivo, es preciso que copie o represente fielmente una impresión. Una idea es válida cuando concuerda con las impresiones de las que deriva. Si no concuerda con ninguna impresión (como en el caso de la idea de “centauro”) no es válida, no es objetiva
TAREA
1- Explica ¿en qué consiste el empirismo?
2- Analiza la crítica a las ideas que realiza el autor. Propone ejemplos.
3- ¿cuál es el criterio para determinar, según Hume, el conocimiento verdadero? Justifica tu respuesta.
4- Piensa la siguiente pregunta y luego responde: ¿la postura de Hume se puede decir que es escéptica? Y dentro del escepticismo ¿es moderado? ¿por qué?

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